martes, 7 de julio de 2009

LOS LIBROS SON PARA EL VERANO

Han pasado ya varios días (para vosotros, semanas) desde que empezaron las vacaciones y, por primera vez en el verano, he sentido algo parecido al aburrimiento. ¿Y cómo? Bueno, a veces estas cosas pasan, no es nada grave, sólo hay que saber qué hacer.

Como estoy en Vilanova de Arousa y toda la gente que conozco aquí está ensayando para un concierto que tienen mañana, me he sentado triste y solitaria frente al ordenador, he visto unos vídeos en Youtube, he leído el periódico, he ojeado algunas páginas web en busca de cosas interesantes... pero el aburrimiento, en vez de desaparecer como era de esperar, se ha intensificado. Al final, he apagado el ordenador -que empezaba a darme dolor de cabeza- y me he puesto -no con mucha emoción, bien es cierto- a leer un libro que me eché en el bolso antes de salir de Madrid y que tenía empezado -y abandonado- desde el verano pasado: El cuaderno dorado de la escritora británica Doris Lessing, premio Nobel de literatura en 2007. Como hacía ya casi un año que había empezado a leerlo -no recuerdo muy bien la razón por la cual lo dejé- he tenido que empezar desde el principio porque no recordaba nada pero ya en el prólogo me he empezado a enganchar... Resultado: he pasado el resto de la tarde muy entretenida asomada a la vida de un grupo de ingleses en África durante la II Guerra Mundial, reflexionando acerca de una serie de cuestiones políticas que quedaban expuestas y he acabado con un montón de ideas que contarles a estos cuando terminen el ensayo y nos pongamos a cenar...

Se me ha ocurrido que a lo mejor a vosotros os podía estar pasando lo mismo y me he decidido a abrir un nuevo tema en el blog: "Los libros son para el verano" (nombre que hace referencia al libro de Fernán Gómez y posterior película Las bicicletas son para el verano), en el que tendrá cabida todo aquello relacionado con los libros y el verano que se me ocurra y al que os invito a participar con sugerencias, historias, relatos que escribáis, experiencias lectoras, etc., ya que el verano es, sin duda, el tiempo de la lectura, exento de deberes, horarios y prisas.

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