martes, 24 de agosto de 2010

EL LENGUAJE POÉTICO DE SHIRIN NESHAT

Shirin Neshat es una artista visual iraní residente en Nueva York que muy joven salió de su país para estudiar en EE UU, primero en la Escuela de Arte de Los Ángeles y después en la Universidad de Berkeley.

La obra de Shirin Neshat gira en torno a temas como la identidad, la religión en el mundo islámico, la situación de la mujer y, principalmente, las dicotomías: hombre-mujer; occidental-oriental; tradición-modernidad, etc.

Sus primeras obras datan de principios de los años noventa. Se trata de fotografías en blanco y negro del rostro de la artista, su cuerpo o partes de su cuerpo ornamentadas con iconos y textos en caracteres árabes, como la serie Women of Allah (1994). Sin abandonar la fotografía y siguiendo el mismo eje temático, Neshat hace incursiones en el campo de las instalaciones audiovisuales, como Shadow under the web (1997). En ella, cuatro videoproyecciones muestran la artista con un chador de color negro mientras corre por espacios públicos, privados y sagrados, como, por ejemplo, los laberintos de la antigua ciudad de Estambul. Vuelve a tratar esta temática en los vídeos Turbulent (1998), Rapture (1999) y Fervor (2000), que suelen ser exhibidos en dos pantallas enfrentadas enfatizando, así, las dicotomías. (portal.unesco.org)





Ha ganado numerosos premios, entre ellos, el de Mejor Director en el Festival de Venecia de 2009 por su película Mujeres sin hombres, adaptación al cine de la novela homónima de la también escritora iraní Shahrnush Parsipur .

The Last Word (2003) supone el primer intento de Neshat de elaborar una narrativa cinematográfica más accesible y convencional. El tema es el interrogatorio de una mujer y su aparente amenaza al sistema burocrático, una mirada surreal e inquietante a la mente de una escritora iraní que se enfrenta a su mayor temor: ser juzgada.
La obra está ambientada en una atmósfera moderna y kafkiana. Tras la agotadora diatriba del interrogador, la mera emisión de un poema y la música de las palabras de la imaginación, consiguen eficazmente que el sistema en su totalidad y la poderosa operación del déspota interrogador se detengan. A continuación, la escritora se levanta y desaparece triunfalmente en la oscuridad de la que vino. Y al igual que sus palabras fueron las que la trajeron a este lugar, sus palabras serán las que la saquen de él (musac.es).

Provengo de la tierra de las muñecas.
De las sombras de los árboles de papel.
En el jardín de un libro de fotografías.
De la sequía de juicios estériles,
de amistad y amor.
En las polvorientas calles de la inocencia.
De los años en que las pálidas
letras del alfabeto crecieron.
Provengo de las raíces
de plantas comedoras de carne
con el sonido del terror
de las mariposas
cuando las crucifican en un libro
con una aguja.
Cuando mi fe pendía
del débil hilo de la justicia
y en toda la ciudad
el corazón de mi lámpara
se partía en mil pedazos.
Cuando los ojos infantiles de mi amor
eran vendados
por el pañuelo aciago de la ley
y fuentes de sangre manaban.
Cuando mi vida ya no era nada.
Solo el tic-tac de un reloj de pared.
Descubrí que debía...
debía amar apasionadamente.


(Transcripción de la traducción al español de un fragmento de la obra La última palabra en el programa Metrópolis de La 2 dedicado a la autora)

... Encuentro en este fragmento la respuesta a la duda de estos días. ¿Cómo afrontar la crítica a este sistema-monstruo que nos inquieta?
No podemos utilizar contra ellos sus formas de razonamiento, su dialéctica, su lenguaje. Podrían enredarnos en sus manipulaciones. Debemos dejarlos sin palabras, sin respuesta posible, sin sus certezas. Solo nos podemos defender con arte, con un lenguaje nuevo, original y diferenciador que deje claro que nosotras/os somos distintas/os. Un lenguaje apasionado, más humano y verdadero: poético. Una vida apasionada, más humana y verdadera: poética.

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