domingo, 30 de noviembre de 2008

TARDE EN LA ÓPERA

Cuando se cerró el telón, fui enteramente consciente de todo lo que me he estado perdiendo estos años por culpa de mis prejuicios.

El día que mi amigo Juan, apasionado amante de la ópera, me habló de acompañarle al Teatro Real para ver una obra, le dije que sí casi a lo loco, sin pensarlo demasiado... "No pasa nada por probar, está bien hacer cosas nuevas".

Poco a poco me fui ilusionando, me empezaba a picar la curiosidad, ¿resultaría tan aburrido como me había parecido en la radio?, ¿se parecería al teatro?, ¿qué sensaciones me despertaría?

En estas cavilaciones llegó el día señalado. Me fui con tiempo para el Teatro pensando en hacer algunas fotos. Cuando llegué a Ópera ya era de noche. Había mucha gente por la calle: familias enteras, parejas de novios, grupos de amigos... todos recibiendo ya la Navidad en el mercado navideño de la Plaza Mayor con sus pelucas y gorros de disparate. Sí, Madrid estaba lindo, como todos los domingos, a pesar del frío; le envolvía incluso un halo mágico que provenía de los faroles mortecinos y el humo de los puestos de castañas. Emocionada por todo lo que veía y me esperaba, me fui, casi corriendo, hacia la Plaza de Oriente, donde ya había ambiente de espectadores esperando a las puertas del edificio. Me encontré con mi amigo y nos fuimos a sentarnos a nuestro sitio: el Teatro casi lleno; muchísimos jóvenes; revuelo de gente levantándose y sentándose en los palcos; los músicos de la orquesta preparando los instrumentos; un sonido confuso proveniente de un violín, un contrabajo, un arpa que se afinan, mientras la luz de la enorme lámpara de cristal cae majestuosamente sobre el patio de butacas...

Oscuridad.

Se abre el telón. Aparece un grupo de muchachas entre las sombras. Están tumbadas sobre el agua. (¡El escenario es una piscina!). Una luz blanca, fabril, se abre paso lentamente. La acción del escenario se proyecta como cine en blanco y negro en el telón de fondo. Se me ponen los pelos de punta. El espectáculo es de una belleza exquisita. La música me sobrecoge...

Katia Kabanova de Leos Janácek.



Se cierra el telón: "Tengo que volver".


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Seguro que os habéis dado cuenta de que el texto de arriba es un texto narrativo. ¿Cumple las características estudiadas? ¿Me podríais decir que tipo de narrador he utilizado aquí?

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